La alimentación puede ser uno de los eventos más importantes durante la infancia; y es que realmente todo da inicio con el embarazo; luego con la lactancia, introducción de los alimentos y la formación de hábitos que perdurarán para toda la vida.
El proceso de alimentación puede ser desafiante y un reto para muchos; ya que no solamente involucra músculos a nivel oral y del sistema gastrointestinal; sino que todos nuestros sentidos tienen que trabajar al mismo tiempo, organizando constantemente toda la información que recibe nuestro cuerpo cuando estamos comiendo. Este proceso requiere comprender como cada niño va aprendiendo y el objetivo que se busca es que desde la infancia se aprenda a disfrutar de la alimentación.
Existe un componente esencial en este proceso y es la relación que se da entre el niño y su principal cuidador. Los primeros tres años de vida; la alimentación va de la mano con el desarrollo motor y cognitivo. Sabemos que la nutrición durante la infancia promueve un adecuado crecimiento pero también está ligada con el desarrollo emocional del niño.
La alimentación también es un evento social y por esto es clave aprovechar la infancia para establecer hábitos saludables; dejar que el niño participe en la elaboración de comidas, mantener horarios estructurados para cada tiempo de comida, modelar con el ejemplo, crear tiempos de comida placenteros y preferiblemente en familia; de hecho existen estudios que demuestran que al menos de 3 a 5 comidas en familia a la semana, puede proteger a los niños de sobrepeso, mejorar su autoestima y les da seguridad.
Proveer una nutrición adecuada en la infancia es necesaria para que los niños logren cubrir con su requerimiento de energía. Deficiencias de micronutrientes como de hierro, zinc y calcio pueden verse reflejados en los niños con alteraciones en su rendimiento académico, irritabilidad, fatiga, retraso en desarrollo psicomotor, pubertad tardía entre otras consecuencias.
Busquemos que los niños aprendan a disfrutar de su alimentación, que prueben nuevas comidas y que el mantenimiento de hábitos saludables en familia nos ayude a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad o los trastornos de conducta alimentaria.